Muchos encantos en una sola isla.
La herencia española ha calado hondo en Puerto Rico y su gente. Muchos rincones y tradiciones muestran el arraigo hispano, reflejado en la conservación del idioma, la arquitectura, las costumbres y, sobre todo, en la calurosa bienvenida que ofrecen los puertorriqueños a quienes visitan la isla.
San Juan, capital, es una ciudad atractiva y comercial. Sus hoteles se levantan frente a espectaculares playas, su puerto alberga más barcos de crucero que cualquier otra isla del Caribe, y su casco antiguo, completamente restaurado, constituye una verdadera joya de la arquitectura colonial.
Quien visite Puerto Rico no debería abandonar la isla sin antes explorar el interior, donde el turismo de naturaleza es único en el mundo. Pueden tomarse un refrescante baño en una cascada, recorrer los manglares en bote, explorar cuevas espectaculares, atravesar tupidos bosques tropicales, nadar en playas desiertas rodeadas de cocoteros, o admirar, en las noches sin luna, la sorprendente magia de la Bahía Bioluminiscente.
(Luis G. Fortuño, Director de la Compañía de Turismo de Puerto Rico)
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